Técnicas Psicológicas de Rescate
Ante un Intento de Suicidio
Comentario: Durante el primer período de “prácticas” (que en nuestra
materia se llaman pasantías) en el Hospital de Clínicas, tuve la oportunidad de
ver una diversidad de casos asignados en salud mental. La mayoría, casos
enviados por otros departamentos, los cuales atendemos a solicitud de
interconsulta. Una mayoría relacionada con casos de estrés postraumático (en
caso de pacientes que sufrieron asaltos o accidentes), otros de una
manifestación mental producto de las medicinas o del ambiente hospitalario
(Delirium y demencias por consumo de sustancias), y otros tantos, pero nunca
olvidaré aquellos primeros casos que me sumergieron al campo práctico de la
Psicología Clínica.
Como el del suicidio.
Al
ganar un poco más de experiencia (quizá también a los
ojos del Jefe Psicólogo del Departamento de Salud Mental), un día me
fueron
asignados un par de casos en el área de Medicina I, los dos, por
Intoxicación
por Ingestión de Órganos Fosforados. Era sorprende ver cómo jóvenes,
incluso adolescente, casi niños...se enfrentaban a algo tan duro, pero
más aún ver a familiares con la impotencia de no poder hacer
demasiado...atormentados por no haber podido evitarlo. Y ahì vinieron
las preguntas. En caso de un Intento de Suicidio...cómo intervenir?
Intento de Suicidio, es la existencia del deseo de
eliminación que son interrumpidas por factores externos o intervención.
Tentativa de suicidio no existe un verdadero deseo de perder
la vida, sino el llamar la atención sobre la persona o un hecho relacionado.
Es importante detectar esta diferencia a tiempo para
intervenir apropiadamente en el intento de rescate. En el primero es peligroso
para el contexto donde se quiere producir la acción, mientras que en el segundo
se debe eliminar los “disparadores” de la acción.
Para poder entender la conducta suicida partimos de la
pregunta: “¿Por qué se suicida una persona? Si es un intento de verdad es
porque no existe esperanzas ni expectativas, un futuro por el cual esperar, e
incluso por miedo. No existe salida. Existe una alternativa a seguir con vida y
es la de afrontar los problemas que le han conducido a esa situación extrema.
La persona acepta que morir es la mejor de las soluciones que tiene, ya no
encuentra salida y prefiere abandonar todo lo demás. Entonces, antes de la
muerte biológica se tiene que dar la muerte Psicológica (cognitiva), y quizás
también se haya producido la muerte social, en donde la persona no encuentra
afecto, apoyo en la sociedad que valga lo suficiente.
Así también, para entender el acto de suicidarse, se deben
comprender los estados de ánimo cercanos a la depresión como la tristeza, la
desesperanza, la culpa, etc., los trastornos de la personalidad, y así también
en este campo, el trastorno límite de Personalidad (Borderline), otras
enfermedades y trastornos psiquiátricos (esquizofrenia, delirium) y así mismo
la relación con el uso de sustancias estupefacientes, drogas, alcohol.
Detectar el riesgo de suicidio es fundamental en el proceso
de prevención, sobre todo en determinadas poblaciones de riesgo y en especial cuando se ha dado ya un
intento.
Intervención
Psicológica
Cada caso es único. Podemos encontrarnos a pocos o muchos
pasos de una persona que amenaza con suicidarse. Las situaciones también son
distintas, el estar encerrado, oculto, estar en lo alto de un puente, de un
andamio, etc. Para que pueda existir un tipo de intervención psicológica tiene
que producirse, mínimamente, la posibilidad de comunicarse.
1. El
primer objetivo en caso de presentarse un caso de intento de suicidio es el
poder “asegurar la escena”, lo que es garantizar la seguridad de las personas
alrededor, puesto que muchas personas dispuestas a cometer el suicidio suelen
amenazar la vida de las personas cercanas, presentando poca importancia para
los daños posteriores que puedan existir.
2. Al
enfrentarse a la situación se deben tener los mayores datos posibles de la
persona; sobre todo posibles causas, datos personales, actividades, gustos y preferencias.
Se aconseja la no intervención de terceros conocidos de la persona que intenta
suicidarse.
3. Establecer
una comunicación verbal y no verbal, no se trata de “razonar” con la persona,
porque la persona quizá tenga buenas razones para terminar con su vida, sino el
“ganar tiempo” para poder cambiar su estado emocional y controlar su impulsividad.
4. Dar
el primer contacto: presentarse, saber cómo se llama, establecer contacto
verbal, y si puede ser, el contacto visual (que es un arma poderosa), hablar
hasta que se pueda establecer un contacto físico que garantice el éxito de la
acción, establecer la pre-evaluación del caso tomando en cuenta la edad, sexo,
el método utilizado para el suicidio, conocer la motivación, posibles causas,
antecedentes, etc. Con estos datos establecer un pre-diagnóstico para utilizar
algunas técnicas, basadas principalmente en tener una actitud empática de
respeto e interés, afecto, control emocional de parte del interventor, que es
importante, así mismo algunas “preguntas de distracción”, como por el clima,
sus intereses, con el objetivo de hacer cambiar el foco de atención. Preguntar
el por qué de la conducta suicida con preguntas directas y cortas, esto hace explícita
la situación, objetivita para la persona y la tranquiliza, también nos ayuda a
valorar el riesgo. Escucha activa, escuchar con verdadero interés, demostrándolo.
Hablar en positivo, atender a la conducta no verbal, conocer sus pensamientos y
cambiar las “distorsiones cognitivas existentes”, que es lo más difícil. Crear
ambivalencias respecto a lo malo y bueno de la situación, irse ganando la
confianza, ganar tiempo, intentar cambiar las emociones, ayudarle a verbalizar
sus pensamientos, y negociar.
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